martes, 16 de junio de 2009

En la banca de una Iglesia 5




El sonido del teléfono, en un perfecto acorde de Do mayor, se acompasaba con cada dos respiraciones de Yoselin, y ella empezaba a desesperar, a pesar de que el Do mayor apenas había sonado un par de veces. Finalmente escucho la voz de Estuardo al otro lado de la línea.
- Aló…

-Teacher, soy Yoselin.

-Yoselin, que bueno que llamas, antes, de que digas cualquier cosa, quiero pedirte perdón por lo que paso en la fiesta, realmente no sé que me pasó… creo que solo me deje llevar, Cuando me fuiste a buscar… bueno, te ruego mil disculpas. Espero sepas perdonarme… No sé porque me fui, tuve miedo quizás pero te iba a llamar sé que he dejado que pase el tiempo de manera absurda pero no había tenido el valor de llamarte, o ir a buscarte.

Yoselin recordaba perfectamente, el beso furtivo que Estuardo había suavemente dejado en sus labios, la noche de la fiesta, como quien dibuja una primera pincelada en un lienzo en blanco. Pero también recordaba su inexplicable reacción al devolver, no tan suavemente, una sonora cachetada a Estuardo, y el salir corriendo nuevamente a la casa de Claudia, sin mediar explicación. Todo esto antes de perder totalmente noción de sí misma, y perder por completo la conexión con la realidad.

-No se preocupe Teacher, realmente, como no se iba a ir si yo lo ahuyente, no sé que me paso, discúlpeme Usted… Pero ahora quiero que me ayude, tengo un problemita… bueno un problemota, que necesito contarle. ¿Cree que nos podemos juntar en la iglesia de San José?

-¿Que tienes Yoselin? ¿Por qué ahí?

-Porque necesito de testigo a Dios para lo que le voy a contar, por fa, lo espero.

- Voy para allá Yoselin.

-------------------- o --------------------

-Burundanga le dicen a esta mierda vos, me la dio el colombiano, aquel que conociste en Mac hace como dos semanas, dijo el novio de Claudia.
- ¿Y eso las va a poner calientes? Pregunto el chico de la gorra.
- ¡Deja lo calientes! Se les va a olvidar toditito… no se van a acordar de ni mierda después.
-¿Y el polvito qué onda? ¿Cómo se los damos? Dijo el de la gorra.
- Dice el colombiano que no importa, que si se los damos en una bebida mejor, pero que igual se los podemos dar, olido o que solo que lo toquen, y ¡¡Zaz!! ¡¡Son nuestras, cerote!!

-¿Y cuanto hay que darles vos?

- Un cachito nada mas, la mierdésima parte de una cucharada, porque si no, nos las quebramos…

-Pero mira vos, yo si quisiera que la Colocha se acordara, ya lo hemos platicado antes…

- Mira Cerote, ¿estás conmigo en esto o no?

- Bueno… Si.

- Va, Jaleas pues, que ¡¡hoy si se nos va a hacer la fantasía!!

No hay comentarios: